365 días nuevos recorridos.
El año gregoriano 2012 después del nacimiento de Jesucristo llega a su fin.
Mañana comienza uno de los Años Nuevos, el que nos agenda el horario común para desencontrarnos menos. Después, cada día es un Año Nuevo: es cuestión de actitud, de predisponerse a brindar con la vida y empezar otra vez.
Simbólicamente, mañana la humanidad debería comenzar de nuevo y hacer algo distinto, para que los resultados no fueran siempre los mismos.
En una está el cambio: en mirar los fuegos artificiales, alzar la copa y saludar el privilegio del momento, proponiéndose -al menos- no estar de acuerdo con que nuestra comodidad esté fundada en la desgracia de la guerra, de las armas, de la droga, del hambre, de la infancia destruída por todos los medios inventados por el animal que se superpone al ser humano.
Es reflexión y es recuperar la conciencia de ser felices a fondo, con la parte de culpa que nos toca, aquella que la Iglesia llamó pecado original pero que no precisa religión alguna para asumir que no hacer algo por quien sufre, por quien carece, por quien no eligió ser tuerca de un sistema que llama éxito de unos a cumplir requisitos materiales y llama fracaso de otros a pedir en la calle, a robar por comida, a morir en la ley del más fuerte, nos hace también culpables.
Se va el 2012 y lo sumamos a miles y muchos, todos los años más de injusticia, inequidad, egoísmo, ignorancia, pecaminosidad, de la historia de la raza humana. Que el Año Nuevo nos ilumine a ser cada uno distinto, a recuperar las ganas, la búsqueda, la realización de ser mejores personas para el mundo. ¡Salud este día que siendo lunes, lluvioso, gris y casi feriado, nos permite decir "the end" y "here I go again on my own"! ¡Así sea!
Vamos cerrando, 2012.
Hasta siempre.
Nos dimos todo, nos exprimimos:
Me diste tiempo, te di vida.
¡Bienvenido a casa, 2013, vamos por tus días!