jueves, 2 de enero de 2014

Al año que se fue, gracias; al 2014, también

¡Cómo pasó el tiempo sin escribir en este blog! Un año, que voló, que hice muchísimas cosas, que escribí otras tantas, un montón… y ninguna acá porque ahora que pienso, siendo que mi propósito es volcarme a la literatura desde chiquita, escribo en todas partes -ordenada mi cabeza en temas y objetivos- y ninguna llega a "esa" literatura que imaginé.

Confío en dilucidar cuál es "esa" literatura, tan exquisita, que no llega a arrancar de la página blanca ni darse tiempo y lugar en el intenso paso, la consciente intención, de cada día.

Aspiro a despertar un día con el suspiro y la risa plenos de dar rienda suelta al tiempo, las historias, tanto que contar escribiendo.  No falta mucho, lo sé. No falta mucho.

Pronto, a fines de enero, con el ciclo lunar, llega el Caballo de Madera. Habrá que saber galopar, andar al paso, detenerse… 



Oleo pintado a mano sobre la tapa de la cajita de madera que me regaló Petty.